Insomnio

Una agobiante noche de insomnio me condujo a la decepción de notar que últimamente sólo hallo espacios en mi rutina para escribir cuando estoy triste. ¿Es un mecanismo de defensa escuchar canciones alusivas a instantes de felicidad y dejar que las palabras fluyan?
Por enésima vez cuestioné mi método de escritura -si es que existe; soy profundamente esquematizada, pero detesto los rótulos-. Entonces noté que este 2010 era mi año (o al menos eso resaltan quiénes están a mi alrededor y a quiénes tanto me aferro)... Probablemente eso me asuste: sentir que algo puede funcionar bien... y ahí me sumerjo nuevamente, sólo que por un momento olvidé contener la respiración...
Mi imposibilidad para conciliar el sueño me llevó a develar que justamente estos planteos y la necesidad imperiosa de retomar el blog se debían a que percibía que podía perder un vínculo tan preciado, construido con mucho sacrificio y paciencia.

Cual lista de artículos para comprar en un supermercado detallo las actividades que inconscientemente realizo en el devenir de la cotidianeidad, mientras la vida me atropella. (El orden lamentablemente es inalterable)
  • PENSAR: intento volverte signos y símbolos y garabatear creando un nuevo dialecto -que sea de los dos-. Resultado al que arribo: me quedo sólo en la actividad mental y me exijo a mi misma.
  • CUESTIONAR: corrijo -tarea a la que única y mecánicamente me dedico en los últimos meses-: CUESTIONARME. Es increíble el nivel de mi patología que llego a encontrar el punto de fuga pero no me capacito para superarlo. Resultado al que arribo: dudas y más dudas, no puedo liberarme.
  • REFLEXIONAR: descubro que debo ser más espontánea y manifestar esos destellos que me exceden y me hacen sentir radiante. Resultado al que arribo: me vence el miedo a ponerle nombre a este misterio maravilloso.
  • TEMER: mi obra cumbre, el aperitivo que inevitablemente digiero pero jamás podré saborear. Mis inseguridades tienen un fundamento intrínseco en algunos de tus modismos, pero también, en mis procesos internos más frívolos. Resultado al que arribo: inmovilidad, incapacidad para amar o para demostrarlo.
  • SENTIR: llenas cada vacío y me siento plena cuando percibo tus susurros o se te eriza la piel... tanto esperar, tanto divagar y negar...
No quiero arrepentirme de nada y quiero que quede impregnado también un momento feliz de mi vida; quiero poder leerlo en algún futuro con lágrimas refrescando mi rostro, con una sonrisa instantánea o sintiendo tu calor en mi mano...

SOY TUYO - ANDRÉS CALAMARO